SEMBLANZA DE LA ENTREGA DE LA MEDALLA DE PLATA DEL AYUNTAMIENTO DE GIJÓN

29.06.2009 00:00

Querido Vicente:

Me pides que te haga la presentación en este acto de entrega de las Medallas de la Villa organizado por el Ilustrísimo Ayuntamiento de Gijón y sabes que no sabría negarme dada la alta estima en que te tengo, como artista y como persona.

Pero no voy a hacer una presentación, porque mal habría de hacerlo respecto de quien es muy superior en méritos y en todo lo demás. Simplemente me voy a limitar a recordar ahora al auditorio tu larga y densa trayectoria de artista, como simple prólogo al acto formal de entrega del merecido Galardón que han tenido a bien concederte.

Nacido en Gijón, y con sólida formación académica, pues estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo, y en la de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid, los méritos artísticos de Vicente Canónico no se describen fácilmente en unas pocas cuartillas. “Escultor”, podría decirse de forma escueta, y se acertaría plenamente, pero también “dibujante”, “orfebre”, “restaurador” incluso, y sobre todo, “pensador”. Con Canónico se puede hablar de arte y de todo en general, de la pintura, de la escultura, del proceso creativo del artista, del pensamiento sobre el arte, de la obra como prolongación del creador, de la creación como resultancia de un acto de pensamiento reflexivo pero a la vez desconcertante e incierto en su plasmación. “El arte es pensamiento hecho forma” ha dicho, y como el pensamiento no se detiene, y el suyo circula a gran velocidad, su arte es riquísimo y está en continua evolución.

Experimenta constantemente con las formas, con los materiales. Ahí están esos mármoles carnosos, esos bronces rotundos y definitivos, y esos polímeros fascinantes, sensuales, galácticos, todos ellos breves y escuetos en su forma exterior, pero abundantes en su contenido semántico, reflejo de un tiempo detenido y siempre recobrado.

El arte de Canónico, que es muy poco “canónico”, ha traspasado las naturales timideces del artista y ha buscado expansión por doquier. Sus obras han sido expuestas y admiradas en lugares diversos de nuestra región (Gijón, en una primera exposición en el Real Instituto de Jovellanos, en el año 1957, Oviedo, Mieres, Avilés, La Felguera, Sama, Candás) y en otras tierras (Madrid, Málaga, Córdoba, Orense, Pontevedra, Barcelona, Vigo, Salamanca, Tuy), donde también han sabido, no sé si acaso mejor que aquí, valorarle como artista. Y algunas de ellas, han querido traspasar las cerradas fronteras de las galerías y las colecciones particulares, y situarse en públicos lugares, al alcance de todo el mundo, como faro de viajeros, arrullo de fuentes o solaz de parques y jardines.

Todas son reflejo de esa naturaleza esencial y dinámica que el autor ha querido imprimir a su obra, despojándola de todos los artificios y todas las aristas. La obra de Canónico es como él: reflexiva, acogedora y rotunda.

Querido Vicente, lo que me pediste como un favor, se ha tornado en inmerecido honor para mí, pero me ha permitido exponer en público lo que pienso de ti y de tu obra.

Los galardones y las medallas tienden a premiar a quienes las reciben, y así se conciben y se otorgan. Pero muchas veces, como es el caso, honran además a quienes las conceden, pues aciertan en reconocer los méritos de quienes en mayor grado merecen la consideración de sus paisanos.

Por todo esto, querido Vicente, por todo lo que vales como artista y, sobre todo, por lo mucho que vales como persona, como amigo, como padre de familia, como esposo que has sido y no me equivoco si digo que lo sigues siendo, de Sara, un año después, por todo esto, que es mucho más de lo que vales como artista, siendo grande el mérito que tienes en este campo, te mereces, sin duda alguna esta Medalla de Plata de la Villa de Gijón.

 

Julio Carbajo

Director del Departamento de Derecho Privado y de la Empresa, de la Universidad de Oviedo